En su obra pionera sobre restauraciones y restauradores de lenguas, el lingüista norteamericano Einar Haugen escribió: "Parece que casi por regla general tales movimientos se remontan a una sola persona abnegada, que fue capaz de enfocar las preponderantes insatisfacciones de su pueblo. Al surgir del grupo cuyo lenguaje había sido descuidado, esos reformadores tuvieron a menudo una motivación más que puramente intelectual para establecer la existencia de su lengua. Su aporte se convirtió en una contribución a la liberación general del grupo, un medio de rebelión y un símbolo de unidad". En el renacimiento del hebreo, considerado uno de los acaeceres socio-lingüísticos más descollantes de los tiempos modernos, esta caracterización constituye una verdad que se aviene eminentemente con Eliézer Ben Yehudá. >>> Veja mais no artigo de Jack Fellman.
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